domingo, 23 de agosto de 2009

El corazón roto pero el alma entera

Quien dice que no se puede sobrevivir con el corazón roto, está muy equivocado. Sí se puede. Hay que seguir adelante, como sea, con lo que sea. Porque aunque parezca que ya no hay nada, siempre hay algo, alguien a lo que aferrarse. Porque del dolor siempre se aprende. Porque un día vamos a mirar para atrás y reírnos con ganas de eso que tanto nos lastimó. Porque siempre queda algo por lo que luchar.

Y hoy, voy con medio corazón en cada mano, esperando encontrar a alguien que me ayude a repararlo. Llevo una bolsa llena de ilusiones y ganas de enamorarme de nuevo (al parecer, nunca voy a aprender, pero es así, sigo creyendo en el amor a pesar de todo). Me colgué algunas esperanzas del cuello, me puse un puñado de ganas de olvidarte en los bolsillos y salí a la calle. Porque hoy quiero pelear para volver a ser feliz, para recuperar esas alegrías que me dabas y volver a sonreír sin motivo al ver el sol, volver a disfrutar una canción porque sí, porque me gusta y nada más. Quiero volver a estar bien, a darme esa oportunidad.


Y así, también me di cuenta de que hay gente que me acompaña en este camino, que quiere hacerme y verme bien. A pesar de vos, de tu puñal y de las heridas que me provocás, siguen existiendo personas a las que les importo, que no me olvidan y me lo demuestran. A ellos tengo que agradecerles por lo que soy, por ayudarme a construirme, por esperarme cuando me atraso y alcanzarme si me apuro y así caminar a mi lado. No adelante, no atrás: conmigo. Por ellos, por los que me sostienen, por los que me llenan el alma, por los que me demuestran siempre que seguir vale la pena. Por mis amigos, porque siempre queda algo por jugar!


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