jueves, 20 de agosto de 2009

Elegir

Parece fácil tomar una decisión, pero es difícil tomar la correcta, sobre todo cuando el límite entre lo correcto y lo incorrecto nunca termina de definirse, y más aún cuando sabemos que todas las opciones son posibles, no se pueden omitir ni descartar.


Cuando hay que elegir entre dos cosas que querés, simplemente, no se puede. ¿Cómo se hace? Cuando la mejor opción es cualquiera de las dos, cuando ambas están a la misma altura de la pirámide, a la misma distancia del suelo y del cielo.
¿Qué se hace cuando, por más que no quieras, estás atado a realizar una elección? Cuando tenés que decidir entre una cosa y otra, y la opción "seleccionar todo" no está disponible. La vida sería más fácil si este botón existiera en nuestro teclado, nos ahorraría problemas, disgustos, peleas, dolores. Porque a fin de cuentas, elegir oprime nuestro deseo de vivir. Nadie puede elegir una cosa sin perder la otra, siempre se termina perdiendo algo que no se quiere perder. Y aunque el hombre tiene la posibilidad de elección, la libertad de inclinarse hacia el lado que crea mejor, cuando no hay forma de separar un lado del otro y ambas opciones son lo mejor, esto puede resultar una condena.
Entonces, aparece la presión, y me derrumbo, ya no la soporto.
No puedo elegir entre las personas que quiero. Simplemente, no puedo.

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